lunes, 24 de diciembre de 2012
Es dificil no dudar.
Me pongo a pensar en todo el tiempo que ha pasado, y sonrío. Me pongo a pensar en todo lo que viví junto a ti y era como una película perfecta sin final y sin continuación. Al verte, lo que hacías era abrazarme tan fuerte hasta que me sintiera sin aire acompañada de esas increíbles largas conversaciones que me encantaba tener contigo. Siempre sabías como hacerme sentir bien, en los peores momentos estabas ahí para hacerme sentir bien, en los peores momentos estabas ahí para hacerme sonreír, con un chiste o con ese típico “Eres lo más bello del mundo”. Que jugabamos a agarrarnos las manos, a ver cual era más grande y como siempre me enojaba porque la mía terminaba siendo diminuta al lado de la tuya. Hasta el último día que te vi, fuiste un caballero, una persona alegre y cariñosa. Me brindaste suficiente fortaleza para saber que cuando te marcharas el dolor iba invadirme, pero te recordaría más con sonrisas que con lágrimas y eso mismo está sucediendo. Te quiero muchísimo
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